Primer “Bosque Lector” en un plantel fiscal de Durán fomenta la lectura y la creatividad estudiantil
Guayaquil, 06 de agosto de 2025
A un costado del patio de la Escuela de Educación Básica Fiscal Francisco Pérez Castro, ubicada en Durán, entre árboles frondosos y bajo la sombra fresca de sus ramas se encuentra un rincón que invita a soñar. El suelo está decorado con llantas recicladas que ahora sirven como coloridos asientos. Trozos de troncos funcionan como bancas y las paredes cercanas están cubiertas de murales vibrantes, pintados por estudiantes y padres de familia que celebran el poder de la lectura. Este espacio encantador se llama Bosque Lector: “Cultivando lectores, creando futuros” y fue inaugurado recientemente en el marco de la política “Juntos Leemos” que impulsa el Ministerio de Educación.
La Subsecretaria de Educación de Guayaquil, Daniela Febres-Cordero, felicitó a la institución por su compromiso con la mejora de los índices de lectura. “Este es un ejemplo de cómo la comunidad puede transformar un espacio en un escenario donde florecen el arte, la palabra y la imaginación. Vamos a seguir ampliando estos espacios”.
El Bosque Lector beneficia a más de 534 estudiantes, quienes pueden leer, escribir, reflexionar e intercambiar libros en un entorno tranquilo y lleno de vida.
La iniciativa nació en el aula. La profesora de Lengua y Literatura, Alexandra Navarrete, explicó que el Bosque Lector forma parte del Plan Lector Institucional, que busca implementar metodologías innovadoras para motivar a los estudiantes. “Al conversar con ellos, descubrimos que muchos se aburrían leyendo dentro del aula. Les propuse buscar un lugar donde realmente quisieran leer. Así nació este proyecto, impulsado por sus propias ideas. Ellos decidieron que lleve ese nombre”.
La docente relata que cuando propuso la idea, toda la comunidad educativa se unió con entusiasmo. Padres, estudiantes de octavo, noveno y décimo y colegas se pusieron manos a la obra convirtiendo el espacio en un verdadero refugio literario para los estudiantes. “Todos los padres le pusieron mucho corazón a este proyecto. Por ejemplo, Carlos Guamarrigra, fue uno de los papitos que nos colaboró con los dibujos para que los niños pintaran en los murales”, cuenta emocionada.
Para Mario Martínez, de 10 años, este es un lugar que le genera calma cuando lee. “Aquí podemos aprender más a través de la lectura. “Aquí descubrimos y aprendemos más por medio de la lectura. Hay muchos cuentos y libros que podemos leer tranquilos y con gusto”. Asimismo, su compañera Ashley Luna Beltrán compartió que su parte favorita es poder intercambiar libros con sus amigas. “La lectura nos ayuda a ampliar nuestro vocabulario y a fortalecer la memoria».
Tonny Morán Alvarado, otro estudiante que es amante de la lectura, concluyó: “Es un lugar fantástico. Leer rodeado de árboles y con tus amigos hace que todo sea más divertido. Aquí aprendemos que leer también puede ser una aventura”.
Con esta propuesta, la escuela no solo mejora los niveles de lectura, sino también fortalece el vínculo emocional de los estudiantes con los libros. Una prueba de que cuando hay comunidad, creatividad y compromiso, los espacios se transforman en motores de cambio porque ¡La educación es el camino!






