Saltar al contenido principal

Más de 800 estudiantes en Quito acceden a la educación a través de la Nivelación y Aceleración Pedagógica

Quito, 5 de noviembre de 2024

En las aulas del servicio NAP los estudiantes tienen la oportunidad de acelerar su proceso de aprendizaje con el acompañamiento de docentes capacitados que les guían en la construcción de proyectos de vida

“En el futuro quiero ser militar de la marina, trabajar, tener una casa propia y una familia hermosa”, son los sueños de Karen V., estudiante del servicio educativo extraordinario de Nivelación y Aceleración Pedagógica (NAP), en la Unidad Educativa Oswaldo Guayasamín, ubicada al sur de Quito.

A sus 11 años, ha vivido en diversos países. En busca de una vida mejor, viajó junto a su familia desde su natal Venezuela a Colombia, Ecuador y luego a Perú. Hace un año volvió a Ecuador y ahora es parte del NAP, espacio que le ha permitido continuar con sus estudios, garantizando su derecho a la educación.

El NAP es un servicio educativo implementado por el Ministerio de Educación, que atiende a niñas, niños y adolescentes de 8 a 18 años en condición de rezago educativo, en el nivel de Educación General Básica, mediante un proceso de nivelación y aceleración pedagógica que fortalece sus destrezas y acelera su aprendizaje con adaptaciones curriculares, contribuyendo al acceso, permanencia y continuidad en el sistema educativo, a la vez que trabaja su autoestima, resiliencia y proyectos de vida.

Dentro del aula, Karen y sus compañeros atienden con entusiasmo las clases que imparte su profe Pablo Romero, docente que lleva seis años enseñando con cariño y vocación en el NAP. Reconoce que todos sus estudiantes tienen una historia en particular que contar, por lo general de vulnerabilidad o movilidad humana, pero que, gracias al seguimiento y acompañamiento, pueden reinsertarse al sistema educativo con éxito.

“Hemos tenido muchos casos y buenos resultados. El año pasado, tuvimos a una estudiante que, junto a su mamá, vendía jugos de coco en las calles. A pesar de todo, ella estudió en el NAP, y se insertó en el sistema educativo”, señala Pablo. 

Para Karen, así como, para los más de 800 estudiantes que son parte del NAP en 11 instituciones educativas que implementan este servicio educativo en Quito, esta es una gran oportunidad que permite garantizar la educación a lo largo de toda la vida.

“Es una maravilla, al fin podré estar en el grado que me corresponde por mi edad. Las clases son muy buenas, me siento bien estudiando aquí, y con mis compañeros hacemos muchas cosas juntos”, afirma Karen.

Para esta cartera de Estado, es una prioridad garantizar el derecho al acceso al sistema educativo, reconociendo que la educación es el motor esencial para el desarrollo personal y social de un país.