Utuana, 13 de julio de 2020

Vive en la parroquia Utuana junto a su familia, su motivación es más fuerte que las adversidades

Lo primero que hizo fue solicitar autorización a los padres de familia para que le permitan llegar a sus casas. Con el visto bueno respectivo, la profesora Alexandra Minga armó el cronograma y destina un día a la semana para cada estudiante.

Ella enseña en la escuela de educación básica Servio Montero, barrio Tumbunuma de la parroquia Utuana, cantón Calvas. Desde el centro parroquial hay una vía carrozable que llega hasta el plantel educativo, sin embargo, para llegar a la casa de los alumnos debe caminar hasta una hora.

“La caminata es extenuante, pero mi motivación es poder llegar y enseñar a los niños. Con ellos trabajamos los textos escolares que entrega el Ministerio de Educación, por eso aprenden con más ganas”, comenta la maestra.

Los primeros días fueron complicados porque Alexandra privilegia las medidas de bioseguridad y a los estudiantes les costó acostumbrarse al uso de mascarillas. “Ahora trabajo cuatro horas con cada familia”.

En la escuela unidocente tiene siete alumnos que forman parte de tres familias del barrio. Le dedica un día a la semana a cada una. “Ellos saben que cuando llego a su casa deben usar la mascarilla, igual llevo alcohol para desinfectar todos los materiales que utilizamos”.

Alexandra Minga tiene cuatro años como maestra. Nació en Loja, pero por cuestiones labores ahora vive en Utuana junto a su familia. Lleva tres años en la escuela Servio Montero y extraña volver a las clases presenciales.

Recuerda que antes de la pandemia, luego de cada clase, junto a los alumnos preparaba ensalada de frutas, utilizaban los juegos y juguetes que hay en el plantel. Sabe que volver a la normalidad tomará su tiempo, pero su vocación de docente prima sobre las dificultades y tiene claro que la prioridad son los estudiantes, por lo que no los dejará de acompañar en el proceso de aprender desde casa.