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Educación que transforma vidas desde el interior de los Centros de Adolescentes Infractores

Quito, 18 de julio de 2025

En sus manos sostiene una de sus tantas obras, un muñeco de nieve de casi medio metro, con cada uno de los detalles colocados de forma minuciosa. A su espalda, un anaquel repleto de hilos, telas y cintas, son los insumos con los que cada día trabaja Héctor en el taller de manualidades; un joven de 3°. de Bachillerato, que lleva dos años y siete meses, internado en el Centro de Adolescentes Infractores (CAI) Masculino “Virgilio Guerrero”, ubicado en el Inca.

Con gran orgullo, Héctor muestra la maleta que, junto a otros adolescentes, confeccionaron. Entre máquinas de coser, moldes, hilos y cuadros de colores, reconstruyen día a día su vida. Héctor es parte de los 27 adolescentes que tienen la oportunidad de continuar sus procesos educativos a pesar de permanecer internados.

En este Centro se impulsa una modalidad de educación adaptada a la población estudiantil. De la mano, guía y corazón de ocho docentes, los jóvenes encuentran en las aulas y talleres más que conocimientos; desarrollan habilidades, superan poco a poco sus historias, conocen amigos y crean nuevos sueños que están dispuestos a cumplir una vez que salgan. Como el de Héctor, que sueña con estudiar mecánica en la universidad.

Con 29 años en la docencia y 10 de ellos en el CAI, Xandry Narváez ha sido más que una profesora para sus estudiantes; se ha convertido en una guía y luz para quienes llegan con historias tristes y empiezan a motivarse con el paso del tiempo. Xandry inició el camino de la docencia en la cárcel de mujeres y hoy imparte la materia de Educación Cultural y Artística a los jóvenes.

“El modelo de educación es inclusivo y se adaptan los planes a las necesidades de cada estudiante”, destaca la docente, quien reconoce que acogen con cariño a quienes ingresan y los motivan a salir adelante.

De esta forma se garantiza el acceso, la permanencia, el aprendizaje y la culminación educativa de los adolescentes y jóvenes; mediante un proceso integral, de calidad y adaptado a su realidad, que les brinda conocimientos y habilidades necesarias para construir un plan de vida que les facilite su reinserción educativa, familiar, laboral y social. El CAI cuenta con espacios para talleres de carpintería, panadería, manualidades, huertos, centro de cómputo y aulas.

Tras cerrar las puertas del CAI, permanecen dentro las historias, risas y anhelos de adolescentes que esperan día a día una nueva oportunidad para cambiar su destino, reencontrarse con la esperanza y continuar formándose a través de una educación que les brinda herramientas para construir un futuro diferente.