A las madres de nuestra comunidad educativa
Ante la abundancia de mensajes que dignifican la labor maternal y en muchos casos la asocian a un sentido sublime, quiero proponer una mirada sensata que las acerca más a su quehacer cotidiano, para reafirmar el firme reconocimiento a las mujeres madres, que emprenden la tarea de educar desde el día de su nacimiento a los alumnos de la vida, sus hijos.
Somos conscientes del doble rol que cumplen, compartiendo su tiempo entre el trabajo y su familia. Por un lado, desempeñándose en las exigencias de su ocupación laboral y al final del día, de la formación de sus hijos.
Pero esta tarea de educadoras innatas conlleva una gran responsabilidad, ya que desde el inicio de nuestra formación, es la madre mentora, quien nos enseña sobre las ciencias de la vida y cambia para siempre nuestra forma de ver y entender el mundo.
Es por eso que apegado al firme compromiso de garantizar una educación con calidad y calidez, centrada en el ser humano, quiero extender más que un saludo, una reflexión sobre el rol de las madres, educadoras por excelencia, para invitarlas a acompañar nuestra labor de formación para sus hijos, con el mejor legado que podemos entregar, la verdad.
Queridas madres, está en sus manos promover en sus hijos el futuro con el que han soñado, basado en la sensibilización hacia la realidad que enfrentarán, para ayudarlos a recibir del entorno lo que les hace bien. Debemos fomentar el diálogo sobre los temas tabú de la sociedad, hablemos de educación sexual, promovamos acciones de prevención de embarazo adolescente, porque es menester, aportar a la edificación de adultos responsables de sus actos.
Recuerden, contamos con todo su apoyo madres ecuatorianas, refuercen en casa el aprendizaje de nuestros niños y niñas, confío en su misión como formadoras de talentos.
La educación es de todas/os y demanda su participación.
Por mi parte, corresponderé con trabajo apasionado por la Revolución Educativa, por la Patria.
Augusto X. Espinosa Andrade
Ministro de Educación