Tres maestros de la U. E. Ramón Barba Naranjo han marcado vidas por cuatro décadas
Latacunga, 06 de septiembre de 2022
“Un docente deja huellas en la vida de todos sus estudiantes, los guían a medida que crecen, dan forma a los sueños e impulsan con alegría a alcanzar sus metas personales y profesionales”.
Antonio López, Luis Estupiñán y Juan Patricio Díaz, han sido docentes de la Unidad Educativa Ramón Barba Naranjo, desde hace casi cuatro décadas. El plantel, localizado en el cantón Latacunga, provincia de Cotopaxi, se distingue por contar entre su plantilla con maestros y maestras de larga trayectoria y de sólidos conocimientos pedagógicos y humanos.
Por este motivo, la coordinadora Zonal 3 de Educación, Paulina Salazar mediante un acto solemne entregó un reconocimiento simbólico a los tres maestros: “Gracias por inspirar, por servir y educar, por recordar cada día a nuestros estudiantes que pueden llegar a ser tan grandes como sus sueños. Es indispensable destacar la labor del docente, porque gracias al trabajo realizado tenemos mejores espacios dentro del mundo. Recordemos que, debemos educar el corazón para despertar la grandeza del alma”, declaró.
El maestro Antonio López, cumplió 43 años al servicio de la comunidad educativa. Luis Estupiñán, 42 años, y Juan Patricio Díaz, 37 años. Juntos miran con orgullo el camino recorrido y todo lo logrado a través de la profesión más noble: la docencia.
“Este plantel es mi hogar, lo más bonito que me llevo es que mis alumnos se han convertido en parte de mi familia, hay un agradecimiento mutuo y a cada estudiante lo llevo grabado en el alma”, dice López. Comenta que, pese a que la enseñanza no fue su vocación inicial, al paso del tiempo encontró motivación y afecto por la labor. “Me preparé para enseñar con cariño y paciencia, por eso a mis queridos estudiantes les aconsejo que se entreguen por completo a la tarea y salgan adelante, aprovechen el tiempo al máximo en este prestigioso colegio y, sobre todo, valoren el esfuerzo que hacen sus padres, pues la mejor herencia es la educación”, indicó.
“Luchito”, es como afectuosamente llaman a Luis Estupiñán. Ingresó a estudiar en el plantel ramoncino en 1973, Más adelante fue parte de la banda marcial, seleccionado de ciclismo y campeón de velocidad, cualidades que le permitieron representar al colegio: “Como estudiante y educador he dado el ciento uno por ciento, me llena de satisfacción todo lo que mis alumnos han alcanzado y gracias a los conocimientos impartidos hayan descubierto sus habilidades”, comenta. Resalta que el mejor ejemplo que se debe ofrecer es la puntualidad y la responsabilidad. “Los maestros debemos obrar correctamente, pues somos el espejo para los estudiantes; por esa razón me voy alegre y complacido al verlos alcanzar metas profesionales”.
El profesor Patricio inició su carrera profesional a los 14 años. Gracias a su talento para el fútbol, fue campeón de Cotopaxi y este logro lo impulsó a ser docente de Educación Física. Destaca que, a través del deporte ha mantenido una cercanía especial con sus estudiantes, por medio de consejos, con ayuda especial en temas particulares e inquietudes propias de la juventud.
“En este largo caminar de la educación es grato mirar a los jóvenes que se desenvuelven en muchos campos. Una vez que se han graduado y por azares de la vida nos encontramos de la calle es grato recibir el saludo sincero por el recuerdo imborrable del cariño forjado en las aulas. Sentir ese aprecio y agradecimiento nos confirma que la labor ha sido bien cumplida”, manifiesta Díaz.
Las unidades educativas albergan en sus aulas a docentes comprometidos con la labor formativa; un verdadero baluarte de la ciencia y el conocimiento del país. Por este motivo, el Ministerio de Educación destaca la labor consagrada de los educadores que se acogen a la jubilación, tras haber formado con habilidades y destrezas para la vida a niñas, niños y jóvenes.