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La reapertura de escuelas en zonas rurales cambia la vida de sus estudiantes y sus familias

Quito, 3 de diciembre de 2021

La rutina de Wuilman Jiménez de 11 años de edad para ir a clases en su antigua escuela empezaba desde las 5:30 am, hora en la que debía despertarse, bañarse, desayunar y cepillarse los dientes, para estar listo a las 6:00 y subirse cada mañana al camión que lo transportaba a él, su hermano, compañeros y otros miembros de la comunidad, hasta sus lugares de destino.

El viaje por un camino empedrado les tomaba una hora y media aproximadamente hasta llegar a las 7:30 a la escuela. El camión, con apenas pocas filas de asientos de madera en los lados, no era suficiente para que todas las personas vayan sentadas, y debía ir de pie la mayor parte del tiempo, incómodo.

Wuillman vive “arriba”, como el pequeño lo menciona, donde trabajan sus padres en la Hacienda “La Esperanza”. Ésta era su rutina diaria desde que inició la etapa escolar para acudir a las aulas a estudiar. El camión que hace de transporte, les cobraba 35 dólares mensuales por llevarlos hasta la escuela. El regreso hasta su casa tenía las mismas características.

Con la reciente reapertura de la Escuela Diego de Vaca, ubicada en Santo Domingo de Itchubamba en Pintag, la rutina de Wuilman, que cursa 7mo de Educación Básica, cambió por completo. Las largas horas para trasladarse se transformaron en una corta caminata de 5 a 10 minutos desde su casa hasta la escuela. Ahora, baja caminando con sus amigos.

En total, 37 estudiantes asisten a su nueva institución y utilizan los diferentes espacios escolares que fueron repotenciados a través del Distrito Educativo 17D08 Los Chillos y la estrategia “Apadrina una escuela”. Para Wuilman, este cambio ha sido verdaderamente positivo: “Me siento contento porque me llevo bien con el profesor que me asignaron y mis compañeros; me gusta cómo me tratan los profesores, hacer las tareas, los patios, las canchas, las aulas y los juegos.”, indica el estudiante con emoción.

Para sus padres el cambio también ha sido significativo. Al trabajar en la hacienda debían ajustar los horarios para acudir al ordeño a las 3:00 am y volver lo más pronto posible para despertar a Wuilman y su hermanito menor y enviarlos a la escuela.  Edison, padre de Wuilman agradece la reapertura de la institución, indica que se siente más seguro. “No sólo por la situación económica, sino también por la pandemia, lo mejor es dejar a los niños cerca en la escuela”, señala.

Enith Romero, líder educativa de la Escuela Diego de Vaca, asegura que con la reapertura de la institución sus estudiantes se sienten contentos, motivados y más seguros; ahora, tienen más tiempo para tomar un buen desayuno, prepararse y llegar a la institución: “Utilizamos cada uno de los espacios del entorno para impartir conocimientos y aportar en el proceso de enseñanza aprendizaje”, señala Enith.

El eje de trabajo “Encontrémonos” se enfoca en la reactivación de las instituciones educativas mediante el retorno progresivo a las aulas de forma presencial, segura y voluntaria.