Ángel Rojano, docente no vidente, enseña a sus estudiantes con discapacidad visual a descubrir el sentido de la vida
Ambato, 10 de junio de 2022
Los desafíos no se tratan de probar a los demás de lo que eres capaz, sino de fortalecer la mente y el pensamiento para alcanzar el éxito.
Ángel Rojano tiene 47 años, perdió la vista por una mala práctica médica cuando tenía apenas cuatro años, sin embargo, esa situación no le impidió prepararse académicamente y alcanzar su título de Licenciado en Comunicación Social, para más adelante formarse como docente.
Empezó su vida laboral desde el año 2005, en un programa de Educación Popular Permanente para Adultos, en el que adquirió diversos conocimientos para luego incursionar con la enseñanza de niñas y niños. En la actualidad es docente de la Escuela de Educación Básica Julius Dophner, del cantón Ambato, provincia de Tungurahua.
“Mi niñez y etapa escolar fue difícil pues no había el avance tecnológico adecuado para las personas con discapacidad, ahora en una computadora con lector de pantalla se pueden presentar los trabajos de manera más ágil. Al finalizar la secundaria, terminé como el mejor egresado, eso me llenó de orgullo y les agradezco a mis profesores porque me trataron como una persona común y corriente y eso me permitió hasta ahora esforzarme por lo que quiero y ser cada día mejor”.
Mientras prepara su clase de braille (sistema de lectura y escritura táctil), junto a una de sus alumnas, Ángel comenta emocionado que su discapacidad le motivó a ser un docente al servicio de la comunidad educativa: “Enseñar desde mi experiencia a estudiantes que tampoco pueden ver físicamente las cosas como yo, pero que pueden desarrollar otros sentidos es realmente único. No solo les imparto conocimientos académicos con mi situación personal, también les enseño a descubrir el sentido de la vida”.
Este maestro inspirador recomienda a los padres de familia, a las autoridades y a la sociedad en general fortalecer la inclusión: “Tienen que empezar a confiar en las personas con discapacidad, darles la oportunidad, porque ellos sí pueden desenvolverse, interactuar y ser grandes profesionales. Jamás piensen que es un castigo o una carga, por el contrario, Dios les dio un ángel que va a guiar sus caminos y abrir varias puertas”.