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La constancia y la excelencia marcan la vida de estudiantes que se convertirán en bachilleres al finalizar este año lectivo Costa-Galápagos

Guayaquil, 21 de febrero de 2025

A Ruby Andrade Bermeo y Rosa Bulgarín Lucín, estudiantes de la Unidad Educativa Fiscal Camilo Destruge y el Colegio Juan José Plaza – Bellas Artes de Guayaquil, respectivamente, les embarga la nostalgia de dejar las aulas tras concluir el bachillerato. En marzo se graduarán como Bachilleres de la República de Ecuador. Ellas son parte de la promoción de más de  33.212 alumnos de los sostenimientos fiscales de Guayaquil, Durán y Samborondón que se incorporarán.

La historia de Ruby, de 18 años, ha estado marcada por la perseverancia y constancia durante su formación académica. Desde que ingresó al establecimiento educativo demostró que no existen las barreras. Su discapacidad física -nació sin su pierna izquierda-, no la detuvo. Logró todo lo que se propuso al ser integrante de la Banda de Paz, participar en desfiles, ser abanderada y dedicarse a entrenar el levantamiento de pesas.

La entusiasta joven, que usa una prótesis de aluminio, nunca está quieta. Recuerda que cuando en una ocasión su prótesis se le dañó, pidió prestadas unas muletas para acudir a sus clases en el plantel y a sus entrenamientos en la Federación Deportiva del Guayas.   Su valentía le ha permitido estar entre los mejores promedios con 9.04 y en su vida deportiva conseguir un gran número de medallas de oro y plata en las distintas competencias representando al colegio y a la provincia del Guayas.

Ruby reconoce que cuando ingresó al plantel no sabía cómo los estudiantes iban a tratarla por su discapacidad. Ella era la primera alumna con una necesidad especial en llegar a este centro de estudios. Sin embargo, su temor desapareció cuando los docentes y sus compañeros se volcaron a apoyarla. “Ellos han sido como mi segunda familia. Me siento un poco triste porque ya no voy a ver a quienes siempre me escuchaban y animaban. A la vez estoy muy feliz de que todo mi esfuerzo hoy se vea reflejado en mi graduación”.

Su madre, Cyndi Bermeo, dijo sentirse orgullosa de todo lo logrado por su hija.  “Ella me ha demostrado que es una guerrera y que frente a todo pronóstico cuando nació ha sido mi mayor bendición”.  Ahora Ruby tiene una nueva meta en su vida: estudiar la carrera de Criminalística y formar parte de las filas de la Policía.

Otra de las estudiantes que se ha destacado por su constancia al perseguir sus sueños y excelencia en los estudios es Rosa Bulgarín.  Su promedio de 9.85 puntos le permitió ser exonerada de los exámenes de grado.  Desde los 9 años se sintió atraída por el dibujo, la pintura y los estampados de forma manual.  Por ello, cuando logró ingresar al Colegio de Bellas Artes se prometió estar entre las mejores de su promoción, pues pertenecer a esta institución representaba una oportunidad para desarrollar sus habilidades como artista.

“Mis padres siempre me han apoyado e inculcado que debo estudiar lo que me apasione. Y eso es lo que hice en el último año”, señala. Rosa creó un cuento, una novela y un cómic”.  Su próximo desafío será ingresar a la Universidad. Rosa anhela convertirse en una reconocida ilustradora infantil.

Otra historia inspiradora es la de una madre y su hijo que se gradúan juntos.  Paula Pinto, de 54 años, se siente doblemente emocionada por esta oportunidad.

Después de casi 20 años de haber dejado los estudios debido al trabajo y luego convertirse en mamá, volvió a las aulas a través del Programa de Educación para Personas con Escolaridad Inconclusa (PCEI) en la Unidad Educativa Cuenca del Guayas, de Samborondón. “Nunca me imaginé convertirme en bachiller a mi edad. Al principio pensé que se me haría imposible hasta que me fui acoplando. Los docentes han sido muy pacientes. Mientras tengamos vida y salud todo se puede. Lo más importante es seguir apoyando a nuestros hijos”.

Paula cuenta que una de las motivaciones para retomar sus estudios fue su hijo Fabio, de 19 años, quien tiene una discapacidad intelectual. “Decidí inscribirme con él y fue la mejor decisión que tomé porque con este programa Fabio ha avanzado muchísimo. Antes no se expresaba como lo hace ahora. No hablaba, pero ahora él me dice que quiere seguir la Universidad”. 

Paula y su hijo se preparan para vivir en marzo este emotivo momento junto con su familia y amigos cercanos.